martes, 19 de julio de 2011

Nuestra vida sin ti.

Asi fueron pasando los días, ¿fuiste feliz sin mi? Asi fueron pasando las semanas, ¿las horas siguen siendo lo mismo? Pasaron tus besos, y solo queda el recuerdo de tu cuerpo, de tu sonrisa. Pensé en huir, ya no era la misma, tu me habías cambiado, yo misma lo había hecho, no hubo testigo esa tarde, esos días, esos meses... No estaba en mis pensamientos, en mis planes, todo era real, me había enamorado de tu monotonía, como nunca nadie. Tenía tu cuerpo, tus ganas, tus brasieres y tus besos. Senos cuan sede de placer, fui tocando tu fría piel, ¿quien tiene miedo? Temblaron las paredes, gemidos, aún no llegaba, ¿que sucede? Mujer de todos, mentías si decías que nunca habías aspirado aroma de sexo, aroma de cuerpos desnudos. Arte, pasión, locura, eficaz lujuria y lamidos por tu cuello, un beso, asi se inicio todo. Vistes mejor sin ropa, eras perfecta sin ropa, tu atuendo natural, solo asi se llega al éxtasis visual, yo era testigo, era cómplice. El monstruo de tus pesadillas, la atacante, te robe el aliento. Podría pasar años, o mi vida entera quizas en tus brazos, ¿me olvidaste? Sonreíste antes de explotar, la noche se hizo eterna, era tan tuya como tu eras mía, recorrí todo de ti, solo me falto tu corazón, tu alma, allí no había nada, cavidades vacías. Me retaste a colocarme la ropa, ¿bromeabas? Tu cuerpo era la perfección, el momento la perfección. Aquel lienzo ya no era tan blanco, tenía manchas de cigarro y sentimientos congelados, espacios canalizados en sexo sin conciencia, ¿quien la necesitaba? Y cantarte al oído, y decirte que me encantas, llenar el aire de pasión y ganas, ganas de mas, ganas de ti, ganas de nada. Inocencia, tus ojos brillaban y mi sonrisa no se ocultaba, ¿que había sucedido? Seguía sin saber. Entre las cobijas escondía mi temor, antes que mi cuerpo, entre las cobijas tu cuerpo tenía mi nombre. Nunca mas, nunca como ese día, ¿me quisiste? Pues tan bella ilusión desvanecida ante tus propios ojos, que decepción. Mujer de todos, mujer de nadie, mataste a quien quería, a quien yo era. Rincones de ironías, y ese colchón tiene tus huellas, tiene tu olor, tan impregnante tu aroma, tan adicta yo a el,   no soy sospechosa de nada. Nadie me busca por hacerte feliz, tu abdomen. Mis dedos, ellos recuerdan mejor que mi mirada lo que ocurrió, ellos te sintieron, ellos te hicieron suya. Nunca nadie como tu, tan atrevida, nada te importó, se me corta la respiración. El cielo parecía tan cercano, entre cuatro paredes estaba el océano entero, con los ojos cerrados vi la luna y entre murmullos pronuncié tu nombre. Fuimos dueñas del tiempo, fuiste dueña del momento, de mi, nunca de ti, mujer de todos. Esa dignidad estampada en la puerta de la habitación, tus manos cantando aquella canción, aquella operación sin anestesia, ¿estaba mal? Deje que los lugares hicieran los hechos y nunca di la cara, dije "Adiós" en letras vacías, quizas si lo merecías. ¿Sigues siendo tan bella? Pasé noches en vela recordando. Mujeres, asi nos hacíamos llamar, y caminábamos de manos orgullosas de aquellos "Te amo". ¿Como es ella? ¿Se parece a mi? Y tus besos dulces ahora son amargos y tus sueños ahora son realidades, llámalo sexo, porque el amor, solo lo hacías conmigo.

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