miércoles, 6 de julio de 2011

Ese aroma de mujer, ella es fantasía real.

La vi y por primera vez, sentí como mi cuerpo envuelto en ilusión se estremecía con su presencia, hace mucho que no me sentía asi y adoraba esa sensación, esos pensamientos que antes de salir, frente al espejo me repetía, "Le dices 'Hola' y la abrazas" solo me salió un largo abrazo y el recuerdo del calor de su cuerpo esta plasmado en mi, aún aquí, en mi alma. Se atemorizó cuando nombre a quien no debía, empezó a sudar frío, hice como si nada sucedía y en un parpadeo se fue a buscarla. Era un 21 y a esas horas de la tarde, yo seguía sin saber que pasaba. No se me ocurría ninguna película, mucho menos un ataque de celos de mi parte. Jugaba con mi fuchi y la imagen de su cuerpo pasaba una y otra vez por mi memoria, ella esta ahí, a unos metros de mi, tenía que buscarla, hablarle, no podía ser tan cobarde. Mis manos temblaban y volvía a repetir las frases del espejo, "dile que la quieres y la besas" Lo practique, si, lo había practicado, lo que nadie nunca me advirtió es lo que estaría por aparecer ante mis ojos, aquella escena de "amor" que transcurría en mis presencia, ella tenía novia. Me recordó muchas cosas y lo primero que pensé fue: "Otra vez no" ya se notará el completo temor a repetir esto. Me acerqué y seguí fingiendo que nada pasaba, que yo estaba bien y que ver eso se me hacía completamente normal. Recurrí al abrazo de mi mejor amigo que siempre me fortalece y con muchas fuerzas, le dije que me quería marchar, el se negó y volví a refugiarme en mi fuchi, ignorando el mundo, ignorándolas a ellas. Sus labios pronunciaron un "Te quiero" silencioso y ahí, en ese instante, supere que Dios existía. De mi estomago a mi boca, salió saltando mi corazón, solo para decirle "¡Te quiero mas", con el mismo tono de silencio. Transcurría el tiempo y ya tenía el derecho de abrazarla, ya nada me lo impedía. Olvidé mis principios y todos los ideales establecidos hacía mujeres con pareja, todo lo que decía "Ahí, no puedo estar yo", lo olvidé todo, esa mirada me hizo olvidar, su mirada, su sonrisa, su voz, esa melodiosa voz, que afirmaba que ella estaba tan nerviosa como yo. Me seguían sudando las manos y esquivaba su respiración por miedo a arruinar el momento. Me miró cuan niña inocente temerosa de perder a lo mas querido, la mire interpretando sus emociones, se acercó e irónicamente, encontré la paz que buscaba en aquellos latidos acelerados, en aquel beso, en aquellos labios, yo estaba en mi refugio, estaba feliz. La abracé para poder saber si era real, si tanta perfección existía, desde ese entonces, mi cuerpo tiene nombre de mujer, mujer ajena y a la vez mía, recuerdos, cigarrillos y poesía, creo en el amor, que ella me presentó un día.

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