domingo, 16 de noviembre de 2014

Mi primera vez.

Ya que he descrito con la mente las innumerables razones por las cuales amo su presencia y su entrega hacia mi, había llegado el momento de ponerlas en práctica las veces que alcanzaran mientras la noche acobijara nuestros deseos. 
El aire estaba lleno de suspiros espesos imposibles de callar, ya había dado vuelta a mi torso para encarar la verdad más placentera que existe: Íbamos a follar. Comencé por cerrar mis ojos y dejar que me humedecería mis labios con los suyos; su lengua dentro de mi boca fue un tormento sagrado, necesario para mi, para mi cuerpo, para mi vitalidad. Volví a ver su rostro sonriente justo a centímetros de mi cara y de allí marqué una trayectoria infinita hasta sus manos mientras se posaban en mis gruesas caderas. Volví a besarle con fuerza, como si quisiera volverme una sola alma excitada en busca del amor que hay en el sexo. 
Sus clavículas fueron mi horizonte, aún cada vez que las veo, me siento en casa. 
Tomé sus manos y las arrastré hasta mis senos, mis pezones se sentían notablemente por encima de la camisa. Con mi mano guiando a la suya, perdí mi mirada en sus ojos y la ropa comenzó a hacerse menos. Mis curvas eran inexistentes en comparación a las suyas, había dado rienda suelta al morbo; quería hacerle todo lo que por mi mente pasara, idea locas iban y venían, terminando todas en un profundo agotamiento físico agradecido. 
Puedo ser tu infierno, tu cielo, tu demonio azotador, tu ángel de redención, puedo ser tuya ya mismo si me lo permitieses. Pensaba. 
Veía el techo lleno de estrellas pintadas con los latidos de mi corazón, mientras sentía su aliento recorriendo mi cuello, lamiendo mis senos y besando mi ombligo. Mis labios se separaban para emitir una melodía tenue y temblaba, de miedo, de frío, de emoción, de nostalgia, de placer, de nada. Se posó en mi vientre cual mariposa a la flor e hizo allí su refugio, su lugar especial. 
Comenzó a explorar mi sexualidad con su insaciable lengua y hundida en un gemido profundo y tosco, incrusté mi mano en su cabello, atrayendo su cabeza a seguir estando en el paraíso terrenal. Alzó la mirada y sonrió como si la picardia fuese un sentimiento, supe allí que todo estaría tan bien como lo había planeado. Sus manos pasaron de sujetar mis muslos con una fuerza inaudita a repasar la distancia de ahí a mi clítoris. Separó su boca de mi cuerpo, preparándose para penetrarme. 
Sentí sus dedos haciendo magia dentro de mi, bailando desde el minué hasta alguna canción de moda. Sujetaba mis caderas con una fuerza extraordinaria, yo parecía volar. A los pocos minutos, me convertí en un fuego artificial envuelto en oscuridad y gemidos tan altos que recordarlos da escalofrío. 
Me senté de frente a su cuerpo desnudo, le miré por tiempo indefinido hasta que junté nuestras frentes. Coloque mis labios mordidos por el frenesí en el que me hallaba absorta en sus lindas orejas, susurrando que quería más, más duro, más rápido, mucho más. Me penetró de nuevo esta vez con una embestida brutal que hizo que mi respiración aumentara terriblemente.
Veía puntos de colores por toda la habitación, mientras su cabello se colaba en mi boca entreabierta. 
Acabé.
Presioné su espalda hacía mi frente para fundirme en un abrazo con todo el amor que emanó. Sacó su éxito y lo lamió como una paleta, tragó y me besó apasionadamente, mientras la intensidad se movía a nuestras manos que continuaban entrelazadas. 
Ahora siempre es la primera vez. 

viernes, 26 de septiembre de 2014

¿El problema? Sí, que se empiece con una duda, una incógnita pues quien pone incógnitas en vez de puntos da más libertad de escoger la respuesta más conveniente. 
¿Cuál es el problema? El problema es la indiferencia de cada ciudadano porque da igual si en la calle hay basura, si eres tú el que la arroja o es otro. Da igual pasar el semáforo en rojo y corriendo cuando este está en verde. 
Da igual que tus hijos vean a drogadictos drogarse, a ladrones robar y asesinos matar. Da igual que escuchen groserías en la calle porque así sabrán lo que no deben decir aunque sea todo lo que escuchen bajo el techo en el que se encuentran. 
Realmente da igual que todos te vean emborracharte en la calle, incluso hasta dentro del metro. Da igual que tus hijos no tengan que comer pero tú tengas la manicura hecha y el cabello planchado. Da igual si terminas o no el bachillerato, cuando lo que importa es salir embarazada cuanto antes para no perder aquel que te lleva a todos lados en moto. Da igual si lees o no, cuando solo hace falta un "titulo" para tener un puesto fijo en algún ministerio del país. 
Da igual si alguien piensa diferente a ti, con gritarle y hasta golpearlo tienes. Da igual tener que depender de un gobierno que es solo un nombre y una sombra, mientras tengas tus beneficios y ganas de quejarte todo seguirá igual.
Da igual hacer una cola de kilómetros por cosas que hasta hace unos años nos sobraban, cosas básicas y otras de gran urgencia, como son los medicamentos. 
Da igual no poderte dar un lujo y tener que rezar porque te den un cupo electrónico que no te permite nada para poder sentir como sería estar en otro lugar. 
Da igual esta desunión que poco a poco nos corre, sí, de un país que nació del concepto más puro de belleza; de un país donde nacieron grandes estrellas que viven con luz propia; de un país con un himno tan fuerte capaz de mover montañas; de un país que se hace tan tuyo que te desgarra por dentro sin poder mostrarlo por fuera pues tener miedo solo implica no poder vivir más aquí.
¿Qué es justicia? Ahora, aquí, ya, justicia es montarte en el metro a empujones y tener que escuchar a futuros policías hablar como hablaría aquel que te arranca el bolso y sale corriendo... "El mío, que beta". 
Justicia es que los buenos profesores que quedan no te puedan raspar las materias porque el gobierno lo impide y sin ir muy lejos, los mismos padres amenazan contra su vida. 
Justicia es que no te importe si tu hijo va a la escuela o falta solo para drogarse. 
Justicia es vivir aquí sin poder irte.
Porque lastimosamente si no sé como empezar, solo quiero huir. Huir tan lejos donde hablar de un presidente sin estudios sea un delito que pague con cárcel. 
Huir a donde las personas vean a los ancianos no como estorbos, si no como lo mas sabio de la sociedad.
Huir a donde la ley no sea corrupta, aunque solo se escuche como un sueño.
Huir a donde las personas le importen los demás y no solo que llegue el viernes para embriagarse. 
Huir a donde los títulos valgan algo y se pueda ejercer de lo que se gradúo. 
Contradictorio a esto, Venezuela me duele muchísimo y aunque no lo crean, la lloro con pasión porque no puedo seguir viendo como lo más bajo está en la cima y los demás sosteniendo sus fracasos, uno por uno. 
Que lastima que un país tan hermoso, tenga personas tan plastas de mierda y que los que piensen como yo, sean censurados y destituidos de sus puestos de trabajo.  
Todo esta indignación y tristeza es justicia. 

sábado, 26 de julio de 2014

Canción de cuna para despertar.

El viento vuelve a soplar en la dirección contraria alborotando tu cabello, tu dulce cabello con ese aroma tan peculiar que desmaya mi alma en un agujero entero de placer. Y camino a tu lado pero no contigo, ni sin ti, solo a tu lado, donde no estoy cerca, no estoy lejos, no estoy. Mientra pasan las horas, quisiera devolverme a la anterior para convertirte en eterna y mía. 
Conocí tu sonrisa y antes de poder suspirar ante ella, ya estaba sumergida en tu cuerpo, urgida de tus caricias y de lo imposible que resulta amarnos. 
He repetido de manera incansable que me rindo, que no puedo más y que te dejaré ir como lo haces conmigo aunque el solo pronunciar tu nombre implique retomar fuerzas desde la punta de mis pies hasta las huellas de mis dedos que se mueren por recorrer tus curvas y aferrarme a ti dejando que tu intensidad se cole en mis venas como un veneno que solo me hará bien aunque jures que me dañarás. 
No desgastes la piel en alguien más cuando yo estoy aquí por ti, sintiendo celos de todo aquel que se rinde ante tu belleza y la perfección que con ternura creas lentamente. Quiero florecer en tu piel y crecer solo para morir formando parte de ti, de lo que representas. 
Eres la respuesta a todas mis preguntas, eres el acertijo más difícil y una palabra sagrada de pronunciar. Eres la fe del ateo y la gula del vicioso. 
Quiero bailar al compás del olor de tu cuello, quiero hacerle el amor a tu aura para aclarar su color y que las hojas que caigan de los árboles te regalen amaneceres entregada a la espesura de tus caderas, tus gruesas pero mías caderas. Bailemos al son del silencio y recordemos porqué no podemos estar, porque nunca estuvimos y porqué no pensamos que estaremos. 
Entrégame el néctar que tienen tus labios que lo comeré con calma, disfrutando cada gota, llenándote de ti para bien y para mal; para ser blanco y ser negro; para ser tuya y ser mía. 
No me dejes consumir ilusiones que soy alérgica a las canciones de Arjona y la tequila después de entender cada vez que prefieres ser libre aunque tus cadenas pesen más de lo que puedes soportar. 
Sé que eres una maldición cual sirena que envenena mis deseos más profundos, seduciendo mis escalofríos y mis defectos hasta elevarme a una nube formando un trono de abrazos en los que seremos uno solo con el doble de latidos, más veloces, más excitados, más nuestros. 
Déjame saber como en tu espalda puedo convertir la pasión en verbo, dejándote como el sustantivo más delicado. 
¿Cuál es el tiempo para dejar de soñar en tus ojos claros, en la arena de aquella playa que tocaste con tanto afán? ¿cuándo es idóneo para dejar ir las estrellas que pintaba en tu vientre y remarcaba paseando por tus piernas? Quiero dejar de ser manta por miedo a la costumbre, mi costumbre cuando la tuya es querer pasar frío por temor a romperme, ¿para eso estoy? Eres el secreto que quiero que todos sepan porque me enorgullece haberte regalado toda la arena de mi reloj, mis momentos, mi atención, mi imaginación para los detalles, mi todo pero simplemente... En esta historia una persona no es héroe y muchos menos suficiente. 

lunes, 21 de abril de 2014

Autobiografía.

A pesar de lo claro del día, mis pensamientos se tornaban cada vez más y más oscuros. No sé si quería venganza, no sé aún si la quiero. Cada paso que daba era alejarme más de lo que pude haber evitado, de lo que pude salir siendo una luchadora y no una victima. Mis manos temblaban como si por ellas pasara un temblor de grados subliminales y volvía a estar sola, sola y rota... Dañada. Ya no era más yo, ya no habían colores que pintaran sonrisas en una cara que pasó de manera subliminal a ser de una niña para pertenecer a una mujer. No quería estar cerca de mi, me odiaba, olía a él y a sus recuerdos. Rozar mi piel era recordar como él lo hizo, con aquella brutalidad, con rencor; rencor que nunca causé porque lo más cerca que estuve de causarle una molestia fue ganarle en algún juego y no lo creo, era más grande, más fuerte, más hábil. Todo lo usó en mi contra. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué lo hiciste? ¿No me amabas? Como yo te recuerdo lo hacías, lo hacías con una fuerza insólita. Eramos tú y yo contra un mundo que nos golpearía más adelante pero tomaste la iniciativa y decidiste hacerlo tú, decidiste dejarme abatida, decidiste intentar marchitar mi futuro.
Siempre quise saber si te causé placer, porque me encanta causarle placer a las personas y si es así, juro que no haré más preguntas, ni tendré más dudas dentro de mi cabeza que solo quiere respuestas. Siempre quise saber si después de tanto tiempo, me reconocerás, porque ya no soy aquella niña de siete años a la que quizás a tu manera le demostraste "amor".
Siempre he querido saber si recuerdas como fue, como se sintió. Siempre he querido saber si mis lagrimas sabían a niñez o a sangre, esa misma que quedó impregnada en mi ropa, en mi alma, en mis recuerdos.

Abrí los ojos entre quejas de dolor, sin saber que provenían de mi y yo no veía nada. Mis manos estaban entumecidas en mi cara, a la par, como un paño que quiere tapar la verdad. Me helé y los escalofríos dejaron de recorrer mi diminuto cuerpo. Olvidé lo hermosa que era, me estaba muriendo. Mis párpados pesaban cada segundo más y más, comenzaban a cargar el sufrimiento. Seguía allí, detrás de mi, como una sombra, penetrando más que mi cuerpo, penetrando los abrazos de mis papás, hundiendo los grados del colegio ya aprobados, los amigos que perdí por tonterías y sueños frágiles que se convirtieron en esperanzas que se esfumaron antes de tiempo.

Para él tenerme como un harapo era normal, eso me dio a entender pero luego todo cambio. Se escucharon ruidos afuera. Juré que era mi salvación, que lo poco que sabía de justicia se pondría en práctica en ese momento y conmigo, me emocioné... Entre tanto, me emocioné. Me levantó y me volteó con mucha facilidad, ya no pesaba nada. Él se había robado todo lo que me hacía mantener el equilibrio. Me vistió con suma cautela, como si fuera un tesoro, me beso en la frente no sin antes susurrarme que mataría a todo lo que yo amaba, a todo lo que conocía. Aunque era imposible que lo hiciera, el miedo hizo que cada palabra me llegara a los palpitos que disminuían mientras pasaban los segundos dentro de esa habitación que si aún existe, la repudio en mi mente.
Mi garganta aún recuerda como se sintió tragar aquel nudo mientras mi mamá lloraba gritando desesperada. Nunca la había visto así, nunca quise verla así. Recuerdo se lo deletreé poco a poco, como si fuera un juego de mal gusto. Simplemente no podía admitir que había dejado que alguien de mi familia, de mi propia sangre, me hubiera hecho daño y yo no haya hecho absolutamente nada por detenerle. No podía admitir que era débil, que necesitaba cuidados y atenciones especiales. A pesar de mi edad, tenía mis indicios de independencia que pronto se desaparecieron, quería a mi mamá, quería estar en sus brazos todo el día y mucho más en las noches en las que el frío me hacía azotarme la memoria en su honor.  
Desde el momento en el que atravesé el umbral de su puerta, dejando atrás sábanas llenas de mis rizos ya deshechos por el agite, comencé a sentir como la figura que me protegería siempre, se alejaba... Me dejaba, me rechazaba. Mi papá no me creyó pero si yo no mentía, ¡NUNCA MENTÍA! ¿Debía hacerlo? ¿Debía fingir que nada pasaba? Me lastimaron, papá. Debiste estar ahí pero no te culpo, cada quien tiene asuntos que atender para lo mínimo, debiste creerme. Soy tu hija, la mayor. Soy tu primer fruto, soy tu princesa y tu adoración. ¿Por qué no me creyó? ¿Por qué lo hiciste? ¿No me amabas? Como yo te recuerdo lo hacías, lo hacías con una fuerza insólita. Eramos tú y yo contra un mundo que nos golpearía más adelante pero tomaste la iniciativa y decidiste hacerlo tú, decidiste dejarme abatida, decidiste intentar marchitar mi futuro.
Recuerdo estar sentada a tus pies, mientras sostenías alguna discusión absurda con mamá. Buscaban a quien culpar pero nunca me mencionaron. Yo pude ser culpable, soy culpable. Soy culpable de confiar en ti, en él, en que todo estaría bien. Después de aquella noche en la sala de esperas del hospital, jamás volví a verte y si me topé contigo en la calle, te ignoré. No te odio pero no te quiero en mi vida, no te lo mereces.
Pasé dos meses entre una cama de hospital, atada a una intravenosa que me suministraba algún medicamento que me daba sueño; Yo no quería dormir. Algo pasaba dentro de mi cuerpo, algo no funcionaba bien, algo me comía poco a poco, algo mas fuerte que mis pensamientos más profundos.
Cuando me curé dentro de grandes comillas, salí a gozar de la luz de un esplendido sol que gritaba "todo estará bien" y yo lo oía con mucha atención pero realmente eso no sucedía, ni sucedería.
Se encargaron de tratar de encarcelarlo pero yo me cansé, me cansé de ir de diván en diván contando como había pasado de llorar a crear una máscara con un sonrisa tan enorme, que pronto sería convincente. El problema mayor estuvo cuando mis brazos no podían abrazar a los míos. Había olvidado como se sentía el caliente regazo de mi abuelo, sus cuentos antes de dormir, las tomadas de mano antes de cruzar una calle y esas pequeñas cosas que siempre quiero tener en mi vida porque ¿quién es capaz de no amar a su abuelo? Y yo lo hacía, a distancia. Todos eran una amenaza, todos podrían ser perfectamente capaces de violarme... Yo lo permitiría. Así de cobarde podía llegar a ser. Caminar del colegio a mi casa era suplicio eterno, era mi propio viacrucis. Me sentía desnuda, todos sabían que había pasado conmigo y se reían, se burlaban de mi sumisión, me llamaban tonta, creían conocerme.
Pensé tanto que mi cabeza no dejaba de llorar conmigo, no dejaba de gritar que parara, que me estaba lastimando, lastimando de verdad. Caí en cuenta y de mis brazos manaba sangre, mis piernas cultivaban mallugaduras pero seguía sumida en un constante "estoy bien".
Me cansé que querer morir cada día que pasaba y decidí aunque sea, despedirme de mis seres queridos, esos que tanto había pasado sin tocar, mirando siempre de reojo y evadiendo sus preguntas. Habían pasado dos años cuando toqué a mi abuelo en el brazo y le jalé la camisa queriendo que me cargara, ya por mi tamaño y peso, le costaba... No fue muy tarde, sin embargo, perdí dos años. Dos años entre lagrimas en silencio y gritos ahogados, nadie nunca supo nada, nadie nunca ha sabido nada.
Experimenté con hombres mayores que yo que por alguna razón se me hacían atractivos tanto como para morir por ellos y a la hora de tener sexo, los dejaba. No quería, tenía miedo. Vivía con miedo. Por algún lugar de mi mente pasó que la solución a todo era seguir intentándolo hasta que pudiera acostarme con ellos como una "mujer" normal, como lo hacía mi mamá, quien desde su divorcio no dejaba de llevar padrastros al "hogar" que teníamos.
Retomé lo que había dejado mucho antes de que me mataran la mitad de mi vida, los juegos con mis primas. Esos que normalmente se hacen entre primos y primas, vecinos y vecinas, nosotras jugábamos entre nosotras. Busqué chicas y al parecer no me iba tan mal, las trataba como reinas, como me gustaría que me trataran si lograba estar con un chico. A ellas les gustaba y querían estar conmigo, yo quería estar con ellas y quería lograr imaginarme con un hombre, casándonos y haciendo felices a todos los que esperaban eso, mucho más que yo. Me comencé a considerar lesbiana, me lo comencé a creer a tal punto que no pensaba jamás en volver a ser heterosexual pero ya no tenía miedo, estaba bastante bien y tenía muchos amigos con los que en cualquier juego aprovechaba para besarme. Amaba negar mi gusto por las mujeres y ser tan cínica con los hombres, seduciéndolos, provocándolos y dejándolos con las ganas de tenerme. Dejé atrás mis fases de suicida, de poco femenina y como el fenix, resurgí de las cenizas.. Dejando detrás una familia desgastada, dejando atrás los recuerdos de hombres y ahora mujeres que me habían herido hasta más no poder y comencé a lastimar. Veía a hombres y mujeres como personas, para mi era indiferente y jugaba con ellos, de a dos, de a tres a la vez y me encantaba verlos sufrir hasta que comenzaba a sufrir yo y volvía a girar aquella ruleta para volver a hacerlo, una y otra vez. Amaba llorar, amaba perder y ganar a mi manera, amaba ver partir a quienes comenzaron a amarme con locura, a quienes daban todo por mi, con quienes construía parte de mi futuro y se convertían en pasado. Pasé sola un tiempo, cansada de besar bocas extrañas en fiestas fortuitas para empezar a verme gorda, fea, asquerosa y todo lo maldito que alguien puede llegar a sentir por sí mismo. No comía, no dormía pero no era suficiente, no eran suficientes los mareos en el colegio, los desmayos en el baño y buscar soluciones vía internet. Perdí tanto peso que lograba sentir cada hueso de mi cuerpo y me sentía bien, me sentía renovada. Salía con una chica que estaba perdidamente enamorada de mi y me obligaba a comer, por lo que vomitaba a sus espaldas para no perder lo que necesitaba para sobrevivir. Amaba mi cuerpo, sí pero mi cuerpo delgado. No fue hasta un desmayo en la cancha del colegio que me diagnosticaron bulimia, anemia y principio de anorexia. Hice sufrir tanto a mi familia con eso y a aquella chica que se preocupaba por mi a cada minuto.. Desistí de los vómitos pero seguía sin comer por lo que me convertía en gruñona y una real perra, quedé soltera y caí en depresión severa, comenzaron los psiquiatras.
A ellos les conté todo por lo que pasé y ellos me retribuyeron con palabras vacías. Dejaba de ir repitiéndome que mejor estaría bajo consejos de mi mejor amigo... Poco tiempo después, lo mataron en medio de una confusión o esa es la versión que me gustaría creer.
Por lo que llegué a la conclusión de cambiar todo lo que había creado en mi, para bien o para mal, en especial eso tan efímero que es el amor.
"El amor es una mesa de blackjack, pierde el que quiere más" - Melendi. Y nunca algo tendrá más razón que eso. Antes el amor para mi era tan puro que de eso podría perfectamente, sin más, sin querer más nada. Ahora el amor es un arma de doble filo, es un viaje sin salida, es infinito. No se deja de amar, se deja de sentir con frecuencia y el deseo controla todo lo que queremos en esta vida, que conlleva a su vez su dosis de amor. El que quiere más, pierde. El que quiere menos, aún así pierde pero sigue sin ser espléndido vivir sin amar o vivir sin amor, eso no existe. Soy una mujer que cree con fervor en el amor, en el amor con conveniencia pero el amor para ganar experiencia. El amor es entrega y es daño, son secretos y verdades pero sobretodo, es vicio, es masoquismo, es placer a lo desconocido y pasión, tanta pasión como para hacernos esclavos de eso de lo que padecemos y morimos una y otra vez, con cada palabra y cada gesto de un alguien ajeno. La familia son peleas, la familia son disputas pero la familia es amor... Hay familias que lastiman pero familias que encuentran el perdón. Hay familias que hieren, familias que cansan, que humillan y rechazan pero hay familias que sonríen y sobrepasan las adversidades.
Los amigos son burlas, ofensas pero los amigos son amor... Hay amigos que se equivocan pero que recompensan sus errores. Hay amigos que huyen, que fingen, que mienten, que no son amigos pero hay amigos que purifican, que escuchan, que quieren, que celebran a tu lado y luego estoy yo...
Quien mata, quien hiere, quien daña, quien se justifica, quien se equivoca, quien humilla, quien se burla, quien se cansa, quien odia, quien critica, quien discrimina, quien arrasa todo a su paso pero estoy yo, quien ama, quien quiere, quien adora, quien sonríe, quien espera, quien no juzga, quien planea, quien piensa, quien habla con calma, quien entrega lo mejor de sí, quien rectifica y quien se levanta luego de cada caída con más fuerzas para demostrarle al mundo que llegó para quedarse, triunfar y dejar huellas valiosas a un futuro igualmente construido por mis manos, mis besos, mis abrazos y la calidez de mi cuerpo.
Estoy aquí para mejorar mis opiniones y posiciones ante las adversidades que me presente tan querida majestuosa obra, la vida y colocar mis valores en alto.

martes, 18 de marzo de 2014

Invisibles. Ensayo basado en "Mujeres invisibles" por Javier Bardem.

Para un documentalista no debe ser nada fácil soportar historias donde se narren violaciones múltiples, asesinatos injustos o cualquier otra situación que de una u otra forma pasa por debajo de la mesa ante los derechos humanos que no son más que una ilusión, que de una u otra forma se sale de sus manos. Para un documentalista no debe ser fácil colocar una expresión que no cause revuelo a las víctimas que entrevista; no debe ser fácil crear un concepto concreto sobre qué es lo correcto luego de una extensa investigación.
Como ya bien sabemos, la ética es la encargada de estudiar las conductas moralistas de los seres humanos, cambiando dependiendo de la sociedad en la que se desarrolle dicho concepto. Para un documentalista, la ética será un sinfín de valores con los que contará para hacer sentir cómodos a los participantes del documental, como fue prioridad para Crímenes Invisibles, donde un grupo de mujeres cuentan cómo fueron violadas una y otra vez por grupos enemigos. Y si bien ellas son ajenas a la guerra, la naturaleza infundada dicta que deben ser enemigos, donde para ellos es ético sentir enemistad por un contrario específico luego de una trata fallida de unificación.
Carlos Mendoza basado en un lema “Nadie es juez de nadie” hace entender un poco más la magnitud que representa documentar temas tan sensibles para una sociedad que se hace ciega a problemas ajenos a los suyos cotidianos. Un documentalista no podrá juzgar ni un bando, ni del otro, como bien se discutía en clase pues no sabemos la versión o un por qué sensato de los “Maï-Maï” para actuar como lo hacen, más por ser un tema extremo, el detrás de cámara va dejando huellas y marcando todo lo que documenta con un sentimiento único limitado por la situación en la que se ve rodeado.
A pesar de las historias lastimosas que se relatan, las mujeres parecen ocultar muy bien su dolor bajo una capa de costumbre. Esa misma costumbre que no tiene salida próxima por sus propios medios, por ser “débiles” ante el ojo de muchos y hasta ante sus mismos ojos. Mujeres indefensas que no son protegidas por nadie. Los hombres de la aldea se van sin avisar a sus mujeres, dejándolas solas y sensibles a los ataques, mientras que los jóvenes que habitan se ven rodeados por el forje único de su moral, es decir, consolidando una ética entre que lo violento es bueno y la aspiración de su próxima práctica si esta es la clave del éxito y la dejada atrás de la pobreza explícita como suele mostrarse por los mismos implicados, desde los Maï-Maï hasta la policía que coopera y se ve involucrada para que estos hechos lamentables sucedan a diario, inversamente proporcional a esto, trabajan en conjunto para que nada sea expuesto a la luz pública.

El cine documental crea relatos desde un hecho realista el cual debe ser pasado por un proceso para escoger la manera de contarlo y trasmitir una pasión al espectador, como también una motivación a la búsqueda de soluciones en un futuro o de una reflexión profunda por no saber si en la cuadra de atrás suceden cosas lejanamente parecidas, como es el caso del corto en cuestión.
La ética es solo el inicio de un camino infinito que se debe recorrer para entender que impulsa a cada quien a decir o hacer algo concreto. Mientras se avanza, el camino se extiende por la investigación, el estilo y la verdad, sin embargo, en la trayectoria para un documental que deje estupefactos a los espectadores, es posible que nos encontremos con muchos aspectos que pongan en tela de juicio nuestros valores primordiales sin excluir la moral y la apreciación que tenemos para con el mundo puesto que en temas enteramente polémicos actúan fuerzas que sobrepasan las capacidades de un documentalista. La mayor, personalmente, es la búsqueda del poder a cualquier costa, lo que significa que el pueblo podría bien hundirse en su miseria, en su sangre si eso cuesta un lugar dentro de las potencias que rigen un país, una nación, un ideal. Y ante el silencio de los medios el cine de no ficción será de manera oficial el portal primordial para la muestra de casos que nos rodean, que rodean a etnias enteras, dentro de las cuales los grupos de ayuda y rescate necesitan apoyo externo por lo que el mundo debería ser testigo de todo lo que sucede, respetando las opiniones emitidas por cada cual.
“De algo nos tenemos que morir”, dicen las abuelitas y muchos de sus nietos ante la notificación de casos extremos como estos pero ¿es necesaria la muerte violenta y aún peor el trauma de por vida tras hechos horribles que maten tu alma y tu buena fe para que cambie la ambición de unos pocos? La respuesta a la pregunta se encuentra dentro de cada lazo establecido entre dos puntos específicos, como el realizador y su cámara o dos etnias enemigas.
A pesar de que desde pequeños intentamos buscar la diferencia entre lo bueno y lo malo, esta búsqueda no cesa hasta el día que dejamos de crear nuevas ideas en el mundo por lo que sería totalmente válido cambiar de opinión o de aspectos éticos que te ayuden a mejorar o empeorar tus principios. Esto merece ser documentado, explorado e investigado a fondo por expresar a gritos continuos de placer o disgusto ante sucesos vistos por nuestros propios ojos y juzgados por y para nosotros mismos.

Dentro de todo, las verdaderas preguntas serán contestadas después de la finalización de un documental que narre ambas versiones de los hechos, donde además de dejar huellas, un sentimiento y mucha información socialmente “confidencial”, dejará un cambio sobre todo lo ético y no ético que has hecho a lo largo de tu vida y si logras o no verlo desde un punto externo, esto aplica para todo sobre todo. ¿Lo subjetivo es ético? Y ¿Qué es ético? Donde las respuestas van enteramente ligadas a cada acto realizado, pues la reflexión nunca deberá faltar en nuestra mesa de cualidades y dudas.
Gracias a muchos documentalistas e historiadores somos capaces o bien podríamos ser capaces de analizar a una etnia que sufre en silencio consecuencias de actos que nunca fueron realizados, como también de una etnia que goza violando y robando los pocos recursos que tienen tierras enemigas.

La ética como todo, es relativa, cambiante y misteriosa. Ante todo es necesaria la expresión de admiración para quien logre entender su origen puro, el que será distinto para cada ser humano dependiendo de cómo hayan transcurrido los hechos que formaron quien es hoy.  


https://www.youtube.com/watch?v=_NZsCqxhoOc

domingo, 16 de marzo de 2014

I'm yours.

Fue como caer a un precipicio sin fin, infinito como el aroma de su piel. Fue como amar por primera vez, como si las anteriores veces no significaran nada, fue y es.
Son muchos los kilómetros en los que se distribuye mi alma y mis ganas de ser feliz solo para llegar y darle un beso. Admirar su sonrisa es más fácil si le dices cuanto le amas, porque eso llena su ser, construye su esencia y le da mi propiedad, porque es mío, su amor, es mío.
Hacerle el amor nunca fue tan placentero que cuando descubrí que era algo más allá, que con tenerle cerca tenía un placer que jamás había experimentado, dentro del estómago, dentro de mi. Entonces, todo conseguía sus colores más puros, todos parecían más alegres de vivir en este mundo de perdición y tentación.
Cargué con mis abrazos a cuestas por muchas horas, solo porque se lo merece y lo volvería a hacer porque siempre se lo merecerá.
Es inexplicable todo lo que siento, cuando me habla, cuando me mira, cuando me toca, cuando me siente, cuando me ama, cuando me adora, cuando me llora, cuando me celebra, es inexplicable todo lo que siento por un alguien que sin saberlo pronto se convertiría todo, en todo, por todo, para todo.

Mis labios son tuyos para cuando los quieras usar, cuando los quieras desgastar para gritarme que me extrañas, para expresar las ideas que tú no puedes, para crear un futuro a mi lado.

Mi mirada es tuya para cuando la quieras usar, cuando quieras perderte entre paisajes que solo tú y yo sabemos, para contar las estrellas cada vez que con aprecio infinito pinto dentro de ti las noches en las que tus brazos sean mi refugio.

Mi voz es tuya para cuando la quieras usar, cuando quieras hablar de tus gustos y tus disgustos, para desahogarte entre penas y gozos, para suplicar comprensión y anhelar fantasía.

Mi cuerpo es tuyo para cuando lo quieras usar, cuando quieras descansar del arduo camino que representa la vida, allí tendrás mis pies y mi fuerza; para cuando quieras recordar la textura de mi piel y agradecer ser un solo corazón que late al compás de un baile lento.

Te doy todo de mi para cuando lo quieras usar, cuando quieras recordarte que alguien, detrás de muchos amaneces, te ama como nadie nunca te podrá amar, para cuando quieras recordarte que por mucho soy tuya y de nadie más.

Podemos seguir jugando a ser infieles de pasión y tan ajenos al sudor que recorre nuestras manos cuando las entrelazamos y para mi amanecer aferrada a tu cintura, a tus mejillas, a tu sonrisa es alargar los días, es quererte más de la cuenta y quererte menos que siempre.

Aún estoy aprendiendo a apreciarte con todos tus estados, tus rabietas. Aún estoy aprendiendo a descifrar cuantos sentimientos alberga ese cuerpo que con el paso del tiempo solo ha recibido mal hasta que llegué yo para intentar solucionar todas esas cicatrices, cambiándolas por momentos únicos, por regalos únicos, por besos únicos que lleguen y se pierdan en el espacio entre tu boca y todo tu pecho, amplio, desequilibrado al igual que el mío porque del lado izquierdo tengo tu nombre tan grande como para estallar sin arrepentirse.

viernes, 10 de enero de 2014

Siendo tuya.

Tengo demonios, demonios incontables, amigables, despreciables pero demonios al fin. Mi alma es el alojo para la simulación de un infierno que solo yo puedo ver pero que estaría dispuesta a mostrarte a ti por todo este amor que lucha contra las lagrimas que luego de imaginarnos entre besos bajo la lluvia y acciones sensualmente clichés, dejaron de emerger por mis ojos color miel que tanto dices que te encantan. Espero de esta vida muchísimo más que una cotidianidad porque simplemente no nací para amarte todos los días de la misma manera, en la misma posición, ni con las mismas palabras. Quisiera que todo dentro de mi estuviera en orden para poderte explicar con lujo de detalles como es que enloquezco cada vez que me hablas, me tocas o para explicarte porque necesito tener tiempo a solas, tiempo sin ti. Nunca es tarde para recoger los fragmentos de recuerdos de la tarde en la que tu sonrisa se convirtió en el verdugo por el que me dejaría lastimar sin arrepentirme luego como también espero que nunca sea tarde para acortar todas las distancias que separan el lazo irónico que une nuestros pensamientos en un solo grito ahogado de piedad incesable que necesita tenerte cerca para reiterar que eres mi lugar seguro, mi paz, mi calma y todo lo que necesita el ser humano para sonreír al menos 12 horas al día. 
Las disculpas, las gracias y todas esas pequeñas palabras que repito incansablemente por tanta paciencia dedicada a la enmienda de mis errores, por tanto amor basado en el encuentro fortuito del latido de nuestros corazones medicados por pastillas de consuelo y cadenas que deberán amarrar la imaginación para no anhelarte tanto, para no pensarte tanto para no creer que estás aquí, a mi lado, justo al amanecer cuando con locura me haces sentir la mujer mas afortunada del mundo porque más que tenerte a ti, me tengo a mi. 

La unión compleja de nuestras miradas al momento de encontrarse en la eternidad que tanto te prometí bajo las sabanas del mejor secreto que he podido guardar, con un esfuerzo invaluable porque quisiera, gritar y gemir de placer. Placer en el alma, placer en el cuerpo que te desea, te espera y quiere que baste un abrazo, un "te amo" para que tus problemas de achiquen, para que el tiempo se detenga con tu mano sobre la mía, para que seamos solo tú y yo rodeados de un mundo que nunca comprenderá desde cuando siento que mi estomago estallará cerca de tus caderas interminables, vociferando lo que siempre quisiste oír: Que no hay nadie más perfecto que tú, que el vaivén de tus curvas es el pecado de todo ser puro. 

Al igual que tú, la vida es una sola y si he de desperdiciarla, que sea haciéndote el amor más de la cuenta, que sea inventado nuevas formas de hacer florecer el amor desde tu ombligo. Si he de desperdiciarla, que sea siendo tuya.