miércoles, 9 de noviembre de 2011

Agonía mental.

Soy culpable de mis actos y de los actos de los demás. Culpable de haber dejado ir mi orgullo por aquél camino pedregoso sin misericordia, acorde a lo que me merezco. Castigo a todo aquél, quien mis palabras desafíe; Que por tu mente no pase un acto de contrariedad tan cierto como lo es el día a día. El sol de oculta y la luna casi no brilla, perfecto amanecer sin romance alguno, en mis aposentos deseo que vuelva la noche pues ella entiende mis nervios psicóticos y enfermizos. Perdí la devoción, "hermano" "prójimo" o como gustes de llamarte, desconocido que a la final burlarte de mis grandes desgracias, lagrimas derramadas, será tu placer espiritual. Infortunio descarado que ha aparecido en mi vida, ¿quien quiere sonrisas, cuando el odio recorre tus venas necesitadas de ese abrazo que nunca nadie te dio? Mi presente no se llama presente, por ser un regalo, tonterías y barrabasadas encerradas en una burbuja de amor y paz creada para ignorar todo cargo de conciencia que mortifique tus sueños. Grita en el silencio de tu soledad, aquellas cadenas invisibles que te atan a un Dios que no puedes ver, ni tocar. La fe no es tan estable como pretendías que fuera, creciste.
Soy culpable de mis actos y de los actos de los demás. De mi salen desgracias y blasfemias, hace mucho que no me importa quien exige la verdad. Dame lo que quiero, y un "adiós" posará mis labios en tono de altanería, porque no eres más que una marioneta esculpida en hueso y carne, que juega a que su único propósito en este mundo, es ser feliz. No me engañes. Ruge cuan león hambriento y dile al mundo lo que haz de sentir, ve y humíllate al darte cuenta que el mismo no te oye... perdiste tu tiempo, guarda tus lagrimas. ¿No has pensado en matar a quien odias? No deberías, porque no sabes lo que se siente odiar, el odio puro, odio, odio, odio. No quiero escuchar tus quejas, poco hombre. Inhumano el deseo de dejar de soñar contigo fuera de mi vida, de la vida de todos. Grandiosas expectativas a mi vida, me felicito. Desgarré el alma soñolienta cuando hacía garabatos sin sentido, estaba perdida y cuando no logras ver la luz al final de un supuesto túnel, rindete.
Soy culpable de mis actos y de los actos de los demás. No seas hipócrita y no sonrías cuando quieras llorar. Llora maldito ser humano, regido por esta sociedad inmunda, careciente de valores, llora. Guarda tus cursiladas para cuando alguien tenga el corazón abierto y las esperanzas almacenadas en tu primer beso. Soy culpable de sentir todo. Soy culpable de ser culpable. ¿Redimirme? Quien dijo que no me gusta pecar.